TODO VIBRA

TODO VIBRA

TODO VIBRA

Todo en el universo vibra y está en estado de movimiento. Hay vibración en todo lo que nos rodea, a distintas frecuencias, y en nosotros también. Nuestro cuerpo vibra en todos sus niveles; cada célula, órgano, tejido, glándula, hueso y fluido corporal tiene su propio y único patrón de frecuencia. Los distintos órganos del cuerpo tienen una frecuencia natural de vibración que se altera cuando existe una disfunción o enfermedad.

Mediante el principio de resonancia (o vibración por simpatía), el sonido puede ser utilizado para hacer que frecuencias inarmónicas del cuerpo vuelvan a sus vibraciones normales y saludables.

Por medio del uso del sonido creado exteriormente y proyectado en la zona enferma, es posible reintroducir el patrón armónico correcto en esa parte del cuerpo afectada y generar una reacción terapéutica, que restaure la frecuencia de vibración natural. Sabemos que por medio del sonido es posible cambiar los ritmos de nuestras ondas cerebrales, así como los latidos de nuestro corazón y nuestra respiración.

El uso del sonido para la sanación y la alteración de los estados de conciencia no es nada nuevo. Desde las tradiciones primitivas ha estado presente, así como en muchas religiones. El filósofo griego Pitágoras (siglo VI a.C.), el padre de la geometría, que hablaba de la “Música de las Esferas”, en su escuela en la isla de Crotona, donde enseñaba los misterios del universo, había 3 niveles de iniciación.  En el tercero y más alto nivel, los electi, recibían enseñanzas de los procesos secretos de la transmutación psíquica y de la sanación por medio del sonido y la música.

Existen ya multitud de investigaciones científicas que acreditan la interacción del sonido y la materia, y de los efectos beneficiosos de determinadas frecuencias en nuestro cuerpo. Dorinne S. Davis, por ejemplo, nos explica en su libro Sound Bodies Through Sound Therapy (2004) cómo el sonido actúa primero en el cuerpo físico (por resonancia simpática) incidiendo directamente en la patología, y a continuación en la mente y las emociones. Autores como Jean Bealieu (Música, sonido y curación), Don G. Campbell (El efecto Mozart), Mitchell L. Gaynor (Los sonidos que curan), Jonathan Goldman (Sonidos que sanan); y los más tres más recientes libros del catalán Jordi A.  Jauset (Música y neurociencia: la musicoterapia; Sonido, música y espiritualidad; y La terapia del sonido ¿ciencia o dogma?) dan cuenta de los innumerables estudios relacionados con la sonoterapia y la musicoterapia.

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CÓMO NOS AFECTAN LAS DISTINTAS VIBRACIONES

CÓMO NOS AFECTAN LAS DISTINTAS VIBRACIONES

«Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra».

Kybalion

 

La ciencia actual ya ha confirmado este Tercer Principio del Universo, escrito en el Antiguo Egipto  y recogido posteriormente (en el s. XIX) en el Kybalión. Todo se encuentra en continuo movimiento, en continua vibración y transformación, incluido nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo está formado por órganos, conformados por tejidos, que a su vez están formados por células, compuestas de moléculas y átomos, siempre en continuo movimiento. Pero no solo a nivel físico estamos en continua vibración. También lo estamos a nivel mental, emocional y espiritual. Cada uno de nuestros pensamientos, emociones o sentimientos tiene una frecuencia de vibración específica. Todo el universo es energía vibrando en diferentes frecuencias. Nuestros pensamientos y emociones también tienen una vibración, las plantas y los alimentos que comemos, los animales, los objetos… Nuestra vibración también afecta a otros organismos. Inclusive un pensamiento nuestro puede afectar los cristales de agua…

 

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